Dejemos salir el niño…… es navidad!!!!
Me fuí volviendo adulto, a veces hasta sin darme cuenta, pero gracias a ese niño sabio que todos llevamos dentro he llegado hasta el día de hoy construyendo en medio del asombro y de la curiosidad que solo es posible vivir en el mundo de los niños.
Confieso que uno de mis errores ha sido querer convertir ese niño en adulto, olvidándome que el niño tiene sus derechos. Estoy convencido que si los seres humanos siguiéramos conservando esa dosis de niños, este mundo sería diferente ya que no hubiéramos alejado a nuestro Ángel de la guarda y cada día estaría más lleno de sorpresas.
Me encanta la NAVIDAD porque en esta época obedezco más que en cualquier otra época a mi niño interior y por todo esto es que propongo que DEJEMOS SALIR EL NIÑO, no nos dé pena dejarlo salir como si no fuera de mostrar, revolucionemos este mundo y volvámoslo un mundo más humano, más tierno, más juguetón, dándonos cuenta que tanto acelere, tanta vida de adultos sin niños no es tan gratificante y que es bueno tomar la vida en serio pero no tanto pues de ninguna manera nos llevaremos nada de aquí cuando emprendamos el largo viaje. Estoy de acuerdo con el papá de mi amigo Carlos Ramírez Lince quien dice que la clave NO ES MORIR RICO SINO VIVIR RICO y para ello se requiere UNA PIZCA (solo una pizca) de irresponsabilidad como cuando tocábamos el timbre del vecino y salíamos a correr, a veces con la mala suerte que nos tenían el perro detrás de la puerta y a correr más se dijo.
Aprovechemos el espíritu de la navidad para dar rienda suelta a todos esos sentimientos que llevamos dentro y que brotaban de nosotros a borbotones cuando éramos niños, sentimientos de amistad, de solidaridad, de perdón y olvido. Bendigamos a alguien, visitemos y digámosle a nuestros amigos y familiares cuanto los amamos y cuanto han contribuido en nuestra vida diaria. Volvamos a sentir miedo pero del bueno, cuando el niño Dios no nos iba a traer regalos si nos portábamos mal, no ese miedo que experimentamos los adultos, cargado de inseguridades y ambiciones y sobre todo ese miedo donde no vemos la importancia de una mano amiga.
Quiero en esta NAVIDAD colgar en el árbol de mi corazón más que regalos, colgar los nombres de mis amigos, los que viven lejos y los que viven cerca, los que veo todos los días y los que raras veces veo, los de mis días felices de la infancia, en fin los antiguos y los más recientes pues todos han dejado huella en mi vida por fugaz que haya sido nuestro encuentro en este planeta. También quiero que este árbol tenga raíces muy profundas para que mis amigos jamás sean arrancados de mi corazón y que sus ramas se extiendan fértilmente para ir agregando nuevos nombres venidos de todas partes y poder tener un árbol frondoso que de buena sombra y nos haga sentir que ha valido la pena nuestro paso por este mundo.
Hagamos un concierto de luces donde nuestros corazones se iluminen con los rayos de esa amistad verdadera, aquella que habla de reconciliación, de perdón y sobre todo de PAZ. Volvamos nuestros ojos a Dios entendiendo la lección que la vida nos ofrece a diario y practicando todo aquello que nos piden que practiquemos, cosas como LA MISERICORDIA, EL AMOR POR NOSOTROS MISMOS Y POR EL PRÓJIMO, en una sola frase EL AMOR A DIOS, acciones que han venido desapareciendo de nuestra labor diaria y que en esta navidad deberíamos volver a practicar pero sobre todo grabarlas con letras de molde en lo más adentro de nuestros corazones para que jamás volvamos a pasar por el desierto que estamos atravesando, por la ausencia de todos estos hermosos principios y valores.
Con todo mi afecto reciban mis generosos lectores, un Abrazo de Navidad y mis mejores deseos para el año que viene.
Eudoro Román Lemos.