Ahora que está tan de moda LA CIRUGÍA ESTÉTICA, tanto que un barrio de Cali ya  no se conoce con su nombre tradicional sino como  Silicon Valley, que bueno sería que los seres humanos reflexionáramos y nos sometiéramos todos a una CIRUGÍA ESTÉTICA DEL ALMA y digo todos, porque me atrevo a decir que todos la necesitamos, pues de una u otra manera nos estamos olvidando de esa parte esencial que nos hace humanos, EL ALMA.

Frecuentemente nos encontramos con gente y con nosotros mismos quejándonos de vacío, falta de sentido, una vaga depresión, desilusión con respecto al matrimonio, la familia y las relaciones; quejándonos de perdida de valores, de políticos corruptos, de los anhelos de realización personal, de la avidez de espiritualidad, sin detenernos a pensar que todos estos síntomas reflejan una pérdida de alma, y nos hacen saber lo que ésta anhela. Estamos ávidos de diversión, dinero, poder, intimidad, satisfacción sexual y cosas materiales, y estamos creyendo que podremos hallar todo esto y mucho más si encontramos la pareja perfecta, el trabajo adecuado, la iglesia verdadera o la terapia que más nos conviene. Pero sin alma, cualquier cosa que encontremos será insatisfactoria, porque lo que verdaderamente anhelamos es una cirugía estética del ALMA, cuyo trabajo no es más que el cuidado de uno mismo, y no es simplemente adaptarse a las normas aceptadas o a una imagen estadística del individuo sano. La meta debe ser, más bien, una vida ricamente elaborada, conectada con la sociedad y con la naturaleza, entretejida en la cultura de la familia, de la nación y del planeta. La idea no es alcanzar una adaptación superficial, sino conectar profundamente, el corazón, con los ancestros y con toda la gente que nos rodea  y que nos  reclama.

Por algo Epicuro, filosofo mal comprendido y para quien un objetivo en la vida era el placer sencillo, escribió: “Nunca es demasiado pronto ni demasiado tarde para ocuparse del bienestar del Alma”. Este concepto del valor de los placeres sencillos recorre en su totalidad la tradición del pensamiento sobre el alma y nos invita a pensar que las recompensas que buscamos pueden ser muy sencillas, y que tal vez las tengamos frente a nuestras narices, incluso cuando nos quedamos mirando las estrellas en busca de alguna revelación o perfección extraordinaria.

Dios y la vida nos están exigiendo acción para el cambio, para esa cirugía que necesitamos, pues de seguir siendo solamente espectadores, lo único que conseguiremos es extraviarnos más y terminaremos sin saber para que vinimos a este planeta.

Esta cruda reflexión me sale de ver lo que está pasando en nuestra sociedad, donde los principios y valores son temas en vía de extinción, seguimos esperando un salvador que nos redima de los polítiqueros corruptos y no reaccionamos para darnos cuenta que nosotros tenemos que ser parte de la solución, buscando gente que trabaje con el ALMA,  que todavía quedan, gente que sabe para que vino a este planeta pero que desafortunadamente a veces quiere pasar desapercibida y a la que debemos invitar a hacer parte del cambio que nos están demandando. Afortunadamente a nuestra amada Cali han llegado a gobernarla, personas a quienes les interesa el bien común, pero que les hace falta cacarear más lo que están haciendo y no dejar el vacío de la comunicación, para que lo ocupen los que si saben ocuparlo aprovechando la apatía de un pueblo. 

 Eudoro Román Lemos