Necesitamos dibujar nuestro propio mapa

junio 5, 2014

Cuando se nos dio el dominio sobre el mundo, también se nos dio el dominio sobre nosotros mismos. Cada uno de nosotros necesita dibujar su propio mapa. Creemos que Dios es nuestro capitán de navegación y estamos equivocados, el capitán es cada uno de nosotros. Nunca la intención de Dios fue trazarnos un derrotero para cada uno y de esa manera someternos a su voluntad. Por  el contrario, nos concedió a cada cual el intelecto, el talento y la visión para que decidamos sobre nuestra propia ruta, para que escribamos nuestro propio Libro de la Vida de la forma como queramos y decidamos.

Usted amigo lector, que es todo el público que tengo en este momento, compartirá conmigo que el secreto, por supuesto, es decidir. Usted y yo tenemos opciones de vida. Todos las tenemos. Los problemas existentes no van a desaparecer como por arte de magia, mientras no pongamos en ejercicio nuestras opciones de vida, mientras no decidamos, y al decidir no estamos decidiendo para nosotros solamente, estamos decidiendo por los que nos rodean. Aquí le doy la razón a Alberto Camus, el gran novelista y dramaturgo francés, quien alguna vez dijo que cada hombre, sobre la base de sus propios sufrimientos y alegrías, construye para todos.

La lección más grande que he aprendido en la escuela de la vida a través de mis años de existencia, donde he experimentado como cualquier mortal, sufrimientos y muchas alegrías, es que la vida es un juego. Espiritual, misterioso y preciado, pero un juego de todas maneras, ¡y uno no puede participar en este juego y tener la mínima oportunidad de ganar a menos que conozca las reglas!

El problema es que nadie nos enseñó las reglas cuando estábamos en periodo de crecimiento. En ninguna ocasión –ni en la primaria, la secundaria, el pregrado o el postgrado-, algunos dirán que sí nos enseñaron reglas, pero yo creo que no nos enseñaron las técnicas sencillas pero poderosas que necesitábamos saber, para fijarnos metas y alcanzarlas, para manejar las adversidades, para eliminar nuestros malos hábitos, para hacer amigos, para acumular riqueza, para motivarnos a nosotros mismos y a los demás, para generar entusiasmo y para manejar la tensión, por no nombrar sino algunos de los retos y dificultades de la vida. Y así, lamentablemente, la mayoría de nosotros se vuelve espectador (a) del juego más grande, y es enviado (a) a las graderías para pasarse toda la vida observando y envidiando a los que tienen éxito.

¡Incluso tenemos que pagar el precio para poder entrar!

Lo escuchamos decir frecuentemente pero seguimos muy ocupados en el tener y descuidando lo más importante: EL SER. Estamos llenos y estamos llenando a los nuestros de mucha información pero estamos dejando de lado la FORMACIÓN.

Bueno, pero se preguntaran ustedes, todo lo anterior, ¿a qué viene? Sencillo, todo lo anterior hace parte de la reflexión que a diario hago y que invito a hacer, para preguntarnos ¿qué podemos hacer cada uno de nosotros y así mejorar nuestro entorno que cada día muchos ven más enredado, y no hacen nada para ayudar a desenredarlo?. Lo primero que debemos concluir es que nuestro entorno solo lo mejoramos nosotros y nadie más, pero para ello la primera decisión que debemos tomar es salir de nuestra caparazón, de nuestra zona de confort y darnos cuenta que si contribuimos con un cambio  de actitud, por lo menos, nuestros problemas seguirán sin solución y lo más grave aún, no tendremos ni graderías para seguir viendo el juego de la vida. Los invito a que juguemos juntos, pero empecemos por dibujar nuestro propio mapa.

  Eudoro Román Lemos

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