En la puerta de las oportunidades sólo basta empujar
Sí, muchas veces no vemos ni siquiera el letrero en la puerta de las oportunidades que dice Empuje” y en lugar de empujar “Halamos” y lo que sacamos con ello es que llevamos tanto impulso que nos estrellamos con la bendita puerta.
El acelere en el que vivimos a diario, nos cambia la oportunidad de concentrarnos en lo que tenemos por concentrarnos en lo que queremos, y con esto solo logramos agregarle más insatisfacción a nuestra vida. Parece que no importara mucho lo que tenemos; nuestra lista de deseos sigue creciendo y creciendo. La mayoría de las personas han sufrido o sufren este síndrome. Queremos esto o lo otro. Si no conseguimos lo que queremos, pensamos continuamente en lo que no tenemos…. Y nos sentimos insatisfechos. Si conseguimos lo que queremos, simplemente recreamos el mismo pensamiento dentro de las nuevas circunstancias. Así pues, a pesar de obtener lo deseado, continuamos dejando pasar las grandes oportunidades que la vida nos ofrece. No se pueden apreciar las oportunidades o tener momentos felices cuando uno siempre está suspirando por deseos nuevos.
Por estas razones he aprendido a desplazar mis pensamientos de lo que quiero a lo que tengo, sin ser conformista, pero buscando siempre oportunidades de desarrollo en mi diario vivir. Siendo consciente que la insatisfacción es algo que llevamos dentro, he aprendido a vivir insatisfecho pero no tanto como para vivir amargado sino aprendiendo de mi propia insatisfacción.
Lamentablemente, muchos de nosotros dejamos pasar oportunidades o posponemos nuestra felicidad de manera constante….,indefinida. Nos convencemos a nosotros mismos que las oportunidades vendrán o que algún día seremos felices, cuando todo esto puede estar sucediendo hoy mismo. La verdad es que no existe mejor momento para ser feliz que el ahora. Si no, ¿Cuándo vamos a serlo?. Nuestra vida estará llena de retos, de oportunidades, pero necesitamos estar siempre bien despiertos para leer el letrero “empuje”. Me gusta la cita de Alfred de Souza, quien dice: “Durante mucho tiempo tuve la impresión de que la vida estaba a punto de comenzar… la vida real. Pero siempre había algún obstáculo en el camino, algo que había que solucionar antes, algún asunto inacabado, obligaciones que cumplir, una deuda por pagar. Luego comenzaría la vida. Al fin me di cuenta de que estos obstáculos eran mi vida”. Esta perspectiva me ha ayudado a ver que no existe ningún camino hacia la felicidad. La felicidad es el camino en sí y las oportunidades están dadas, solo necesitamos poner a funcionar un solo sentido, “el olfato” y posteriormente…., los demás.
Muchas personas estarían de acuerdo en decir que una de las principales fuentes de estrés en nuestra vida son los problemas. Hasta cierto punto, es verdad. Una valoración más exacta, sin embargo, sería decir que el estrés que experimentamos tiene más que ver con la manera como nos enfrentamos con los problemas, que con los problemas en sí. En otras palabras, ¿Hasta qué extremos convertimos nuestros problemas en un problema? ¿los vemos como asuntos de una enorme gravedad, o como verdaderas oportunidades?
Los problemas (llámense oportunidades) llegan en numerosas formas, tamaños y grados de seriedad, pero todos tienen una cosa en común: nos ponen delante algo que desearíamos que fuera diferente.
Es hora de aceptar que los obstáculos y los problemas forman parte de nuestra vida. La verdadera felicidad no llega cuando nos libramos de todos nuestros problemas, sino cuando cámbianos nuestra actitud hacia ellos, cuando vemos nuestros problemas como una fuente potencia de lucidez, como una gran oportunidad para practicar la paciencia y para aprender.
Sin duda, es necesario poner remedio a algunos problemas. Muchos otros, sin embargo, los creamos nosotros mismos en el empeño por hacer que nuestras vidas sean diferentes, olvidándonos cuándo hay que Empujar en lugar de Halar.
Eudoro Román Lemos